La historia del infame Barón Sengir (Baron Sengir) inicia en Dominaria, mucho antes de transformarse en vampiro y convertirse en Barón. Era un joven de cabello castaño, ojos oscuros como la noche y piel blanca como la luna. Su vida cambió cuando su padre, gobernante de una pequeña baronía, decidió incursionar en la magia negra esparciendo la peste usando enjambres de ratas con la intención de colectar cadáveres frescos para experimentar en busca de la inmortalidad. Sin saberlo había iniciado el camino hacia el vampirismo, incluso forzando a su hijo a usar por cama un ataúd a pesar de sus objeciones.
Al darse cuenta de las infames intenciones de su padre y creyéndose un mejor gobernante, Sengir comenzó a visitar el cementerio durante la noche, allí conoció a una pequeña huérfana llamada Ravi con un poderoso potencial mágico cuyos padres habían muerto por la peste esparcida por las ratas. Tras enseñarle los hechizos utilizados por su padre para controlar a las ratas, la convence de asesinarlo. Lo habría hecho él mismo, pero según las leyes si mataba a su propio padre no heredaría su baronía.
Juntos Ravi y Sengir atacaron al castillo, seguidos por un monstruoso enjambre de virulentas ratas (Plague Rats) a las órdenes de la joven maga. Cuando la batalla inició la niña ordenó a las ratas devorar al Barón, en respuesta, él ordenó a las ratas arrancar el cuello de la niña. Trastocados por el choque de voluntades, los pequeños roedores atacaron a la única otra presa en la sala: el joven Sengir. Cuando las ratas abrieron la garganta de su hijo a fuerza de mordidas y garras, el Barón usó el resultado de sus investigaciones conjurando un hechizo con la intensión de salvarlo, esta sería la última vez que usaría su magia ya que Ravi comandó a su ejército de ratas ejecutar a su indefenso rival, del Barón quedaría poco más que un charco de sangre, fragmentos de hueso y jirones de carne.
Un rayo de luz solar que se coló por una ventana desencadenó un desgarrador grito por parte del nuevo Barón, estaba vivo, el corte en su garganta completamente curado, sin embargo, estaba herido por la luz que lo forzó a retroceder hasta un rincón oscuro de la habitación. Desde la oscuridad, con voz áspera, alagó la magia de la niña y presagió que ella, con el tiempo, se convertiría en una poderosa caminante de planos. Sin que ninguno lo supieran, sus caminos se juntarían nuevamente, a mundos de distancia de su hogar.
Siglos después, el Barón fue repentinamente invocado a tomar partido en medio de un salvaje duelo de caminantes de planos en el plano de Ulgrotha. El caminante de planos que lo invocó prefirió el deshonor a la muerte, antes de ser completamente derrotado huyó saltando entre planos, dejando al Barón atrapado sin ningún medio para regresar a su hogar en Dominaria. Desafortunadamente para los habitantes de Ulgrotha, la manzana no calló lejos de árbol y la semilla de la depravación en el corazón del Barón Sengir ya había florecido. En poco tiempo intentó doblegar a los pueblos locales bajo su mando, cuando esto no funcionó según lo previsto, optó por simplemente exterminarlos.
Según el Barón, un gobernante merece un castillo, así fijó sus ojos en una imponente fortaleza recién construido por enanos. Decidido a hacerla suya, asesinó a todos los ocupantes enanos y luego los levantó como fieles esclavos no muertos. Tres veces los enanos restantes pretendieron retomar el castillo y tres veces fueron derrotados. Con la intención de dejar un claro mensaje, el Barón raptó a la hija del rey enano, la transformó en vampiro, la tomó como su hija, la hechizó para amarlo como a un padre y la renombró Irini Sengir. Esto rompió de manera definitiva el espíritu de los enanos que se retiraron jurando venganza.
Explorando el castillo el Barón encontró escaleras ocultas que conducían desde la sala del trono hasta un portal planar (Planar Portal). Envió decenas de secuaces a través del portal pero estos jamás regresaron. Torturar a los prisioneros enanos resultó inútil para descubrir lo que había al otro lado del portal, por lo que decidió que cuando lo atravesara estaría al mando de un ejercito.
A la caza de miembros para su ejército, el Barón llegó a la Zona Muerta, un yermo derruido en los confines de Ulgrotha donde descubrió una torre desmoronada y, dentro de ella, un ataúd sellado. Al abrirlo liberó a una decrepita y completamente loca bruja, no se reconocieron, pero ella era su vieja amiga Ravi. El barón la llevó a su castillo con la intención de sacar provecho de su latente poder mágico, la convirtió en vampiro y añadió otra pieza a su familia renombrándola como abuela Sengir (Grandmother Sengir). Ella se convirtió en su maestra de magia negra y conocimiento arcano.
Eras atrás, Ravi se vio involucrada en una guerra civil en Ulgrotha. Cuando llegó a su punto más sangriento, rogando acabar con la masacre, Ravi uso la campana del apocalipsis (Apocalypse Chime), un artefacto que su maestro le había heredado pidiéndole que solo la tocara como último recurso, nadie que conociera los efectos de la campana la habría usado. Al activarla inició un cataclismo que le arrebató la vida a casi cada ser del plano, interrumpió los canales de mana destruyendo una enorme porción Ulgrotha creando la Zona muerta y debilitó la barrera entre los planos. El daño se propagó a través del multiverso, creando una conexión única entre Ulgrotha, Dominaria y Kamigawa.
Con el objetivo de cultivar nuevos soldados, el Barón secuestró habitantes de cada rincón de Ulgrotha para poblar sus dominios alrededor del castillo, gobernándolos con mano de hierro, miedo y violencia, si alguien lograba huir, asesinaría a diez y los levantaría de la tumba como eternos sirvientes.
Cuando la pareja de esposos caminantes de planos Serra (Serra the Benevolent), poderosa creadora de ángeles alineada al mana blanco, y Feroz, un extraordinario y curioso hechicero alineado al mana azul arribaron a Ulgrotha, el Barón los invitó a su castillo con la intención de intimidarlos para que no se metieran en su camino. La abuela Sengir, presente en el encuentro, presa de la locura, aún en posesión de la campana del apocalipsis, murmuraba la abominable idea de tocarla nuevamente. La reunión tuvo el efecto contrario a las intenciones del Barón; Serra y Feroz se declararon defensores del plano iniciando una escuela de magos para defender a los habitantes de las maquinaciones del vampiro.
Por otro lado, temiendo el poder del Barón, Eron, rey de los trasgos en Ulgrotha (Eron the Relentless), aceptó llegar a un entendimiento cordial comprometiéndose a entregar provisiones a la baronía siempre que su reino se mantuviera a salvo del vampiro.
Lord Ihsan, el más fiel de los paladines de Serra, le pidió al Barón que lo convirtiera en un vampiro, con la esperanza de obtener suficiente poder para traicionarlo y matarlo. El Barón vio a través del plan y lo encadenó a su servicio usando una maldición. Ihsan (Ihsan’s Shade), ahora como el más fiel de los sirvientes le reveló al Barón que sus ataques, en lugar de miedo, estaban fortaleciendo a la gente con el propósito común de derrotarlo. El Barón decidió detener los ataques directos para actuar desde las sombras.
Los defensores de Ulgrotha vieron sus fuerzas mermadas cuando Feroz encontró la muerte a manos de un incontrolable elemental de fuego que intentaba estudiar. Tras la pérdida de su amado, la depresión, la tristeza y las venenosas palabras del Barón destrozaron el espíritu combativo de Serra, empujándola a abandonar el plano rumbo a Dominaria. Serra no tardaría en unirse a su amado en el más allá, luego de ser herida gravemente por un caminante de planos y rechazar usas sus poderes de sanación en si misma. Al sentir la muerte de Serra, su enemiga, el Barón plantó un árbol en la tumba de Feroz, envidiando a los dos amantes en su sueño eterno.
Con sus enemigos más poderosos muertos, no quedaron obstáculos importantes en el camino del Barón rumbo al dominio de Ulgrotha. Con espías entre los habitantes, alimentando rencillas y conflictos, sostiene una tensa calma previa a la catástrofe. Algunos estudiantes de la escuela de magos han sucumbido a sus ofertas de poder oscuro. Los cazadores a su servicio acechan sin cesar el bosque manteniendo a raya las fuerzas de la naturaleza. Los ladrones venden los artefactos que roban al mejor postor, sin saber que este no es otro que el Barón, armándose para el futuro. Incluso Eron, rey de los trasgos, no sabe que muchos de sus guardias son servidores del Barón.
El Barón solo debe esperar hasta que la población esté firmemente dividida, para eliminar a Eron, hecho que arrojará el reino de los trasgos al caos. Cuando los trasgos comiencen a morir de hambre, atacarán a los habitantes de Ulgrotha en busca de alimento, destruyendo muchas aldeas y granjas. Después de unos años de completa miseria, el Barón saldrá de las sombras, pondrá a los débiles líderes de Ulgrotha de rodillas bajo su control y les ofrecerá una opción: síganme a un mundo nuevo o mueran en este.
Cuando Leshrac, un poderoso caminante de planos, huía de la furia de Nicol Bolas, visitó Ulgrotha. En su corta estancia el caminante de planos vio un gran ejército conformado por vampiros, muertos vivientes y hombres lobo marchando bajo la orden de Lord Ihsan. La conquista de Ulgrotha a manos del Barón Sengir se había completado.